El ministerio de
la Casa de Esperanza en Honduras
El 8
de marzo en el año 2013 un grupo de la iglesia de Cristo de Lubbock fue a
Tegucigalpa (Honduras). Llegaron en San Pedro (Sula) por avión. Viajamos en
camión a un pueblito que se llama Ojojona que está cerca de Tegucigalpa. En
Ojojona dormimos pero servimos a la gente en la ciudad de Tegucigalpa y los
suburbios de allí. La Casa de Esperanza tiene una ubicación a un lado de
Ojojona. Los dueños de la Casa de Esperanza organizaron la semana para mi
grupo. Toda la semana trabajamos para servir y amar a la gente de Honduras y
mostrarles un ejemplo de Cristo a través de nuestras acciones.
Tres días
después que llegamos mi grupo fuimos al climaterio o el basurero municipal para
animar y alimentar a la gente que trabajan cada día allá. Muchos recogen plásticos
y cosas reciclables a fin de proveer
alimentos para su familia. El trabajo era difícil y el lugar era feo debido al
olor de la basura. Conocimos a la gente cuando estaban comiendo el arroz y los
frijoles. Uno de los hombres le gustó escuchar de Cristo y como será los cielos
un día si obedecemos la palabra de Dios. Cuando se acabó la comida cantábamos
sobre el Señor y temas felices, la gente por el momento estaba en un estado de
ánimo.
A los
tres días siguientes una forma de servir que hicimos en Honduras fue la construcción
de dos casas. El primer día llegamos al sitio de construcción y en lugar de la
casa estaban las cenizas de la casa que quemó. La semana pasada la dueña de la
casa cocinaba y encendía un fuego por accidente en la cocina. Era el tiempo
seco de Honduras y no había llovido hace un mes o más. Una topadora vino y formó la tierra a nivel.
Después de mover toda la que sobró del accidente empezábamos a construir la
casa. Construimos la casa con madera y clavos. Terminamos con la casa en dos
días. La dueña nos agradeció y nos dijo que estaba emocionada para las
bendiciones que Dios nos iba a regalarnos por ayudarla. Yo me sentí muy
impresionada por su confianza en Dios y corazón de agradecimiento.
Mi esposo a la derecha dijo, "Me animó mucho ver a la gente
tan gozosa después que construimos sus casas" |
El día
siguiente construimos una casa más para una familia de cuatro. El padre o el
dueño de la casa nos ayudó por el día entero. Nos alegramos de su ayuda y cómo
se cambió su cara de seria a gozoso. La casa está hecha de madera también y
tiene tres camas, una ventana y una puerta. Fue gratificante construir una casa
para una familia que la necesitaba mucho. Después de construir las casas mi
esposo y yo regalamos una biblia a los dueños. Queríamos dar algo que puedan
leer para animarles espiritualmente. La
biblia les gustó y nos despedimos.
Casi el ultimo día, un servicio pequeño en que participamos tuvo mucho significado. Visitamos
a los niños en un hospital en Tegucigalpa. Representamos una obra pequeña de
Dios para los niños. Dimos juguetes y más a los niños. También conocimos a los
niños que tenían cáncer. Los niños sonrieron y estuvieron agradecidos.
Hay
muchos caminos para servir y ayudar a la sociedad de Honduras. Se puede visitar
a los enfermos, alimentar a la gente, cantar y construir casas. Igual que allá,
donde sea hay oportunidades de servir. Cristo nos amó y sirvió. Yo creo que debemos
tener un corazón abierto para ver a la gente que necesita un poco de nuestro
tiempo para ayudarles. Después el viaje a Honduras mis pensamientos y acciones
cambiaron para ser más amables con los demás.
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