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Wednesday, May 1, 2013




El ministerio de la Casa de Esperanza en Honduras

            El 8 de marzo en el año 2013 un grupo de la iglesia de Cristo de Lubbock fue a Tegucigalpa (Honduras). Llegaron en San Pedro (Sula) por avión. Viajamos en camión a un pueblito que se llama Ojojona que está cerca de Tegucigalpa. En Ojojona dormimos pero servimos a la gente en la ciudad de Tegucigalpa y los suburbios de allí. La Casa de Esperanza tiene una ubicación a un lado de Ojojona. Los dueños de la Casa de Esperanza organizaron la semana para mi grupo. Toda la semana trabajamos para servir y amar a la gente de Honduras y mostrarles un ejemplo de Cristo a través de nuestras acciones.
            Tres días después que llegamos mi grupo fuimos al climaterio o el basurero municipal para animar y alimentar a la gente que trabajan cada día allá. Muchos recogen plásticos y  cosas reciclables a fin de proveer alimentos para su familia. El trabajo era difícil y el lugar era feo debido al olor de la basura. Conocimos a la gente cuando estaban comiendo el arroz y los frijoles. Uno de los hombres le gustó escuchar de Cristo y como será los cielos un día si obedecemos la palabra de Dios. Cuando se acabó la comida cantábamos sobre el Señor y temas felices, la gente por el momento estaba en un estado de ánimo.
            A los tres días siguientes una forma de servir que hicimos en Honduras fue la construcción de dos casas. El primer día llegamos al sitio de construcción y en lugar de la casa estaban las cenizas de la casa que quemó. La semana pasada la dueña de la casa cocinaba y encendía un fuego por accidente en la cocina. Era el tiempo seco de Honduras y no había llovido hace un mes o más.  Una topadora vino y formó la tierra a nivel. Después de mover toda la que sobró del accidente empezábamos a construir la casa. Construimos la casa con madera y clavos. Terminamos con la casa en dos días. La dueña nos agradeció y nos dijo que estaba emocionada para las bendiciones que Dios nos iba a regalarnos por ayudarla. Yo me sentí muy impresionada por su confianza en Dios y corazón de agradecimiento.

Mi esposo a la derecha dijo, "Me animó mucho ver a la gente
 tan gozosa después que construimos sus casas
"
            El día siguiente construimos una casa más para una familia de cuatro. El padre o el dueño de la casa nos ayudó por el día entero. Nos alegramos de su ayuda y cómo se cambió su cara de seria a gozoso. La casa está hecha de madera también y tiene tres camas, una ventana y una puerta. Fue gratificante construir una casa para una familia que la necesitaba mucho. Después de construir las casas mi esposo y yo regalamos una biblia a los dueños. Queríamos dar algo que puedan leer para animarles espiritualmente.  La biblia les gustó y nos despedimos.
            Casi el ultimo día, un servicio pequeño en que participamos tuvo mucho significado. Visitamos a los niños en un hospital en Tegucigalpa. Representamos una obra pequeña de Dios para los niños. Dimos juguetes y más a los niños. También conocimos a los niños que tenían cáncer. Los niños sonrieron y estuvieron agradecidos.
            Hay muchos caminos para servir y ayudar a la sociedad de Honduras. Se puede visitar a los enfermos, alimentar a la gente, cantar y construir casas. Igual que allá, donde sea hay oportunidades de servir. Cristo nos amó y sirvió. Yo creo que debemos tener un corazón abierto para ver a la gente que necesita un poco de nuestro tiempo para ayudarles. Después el viaje a Honduras mis pensamientos y acciones cambiaron para ser más amables con los demás.